Tips
1. Elección del lugar y contenedor adecuado
El éxito de una composta comienza con ubicarla en el lugar correcto. Lo ideal es un espacio con sombra parcial, ya que el sol directo puede secar demasiado los materiales, mientras que la sombra total puede ralentizar el proceso de descomposición. Si optas por un contenedor, existen varias opciones: desde cajones de madera con ranuras para ventilación hasta recipientes plásticos con agujeros que permitan el flujo de aire. Si tienes espacio en el jardín, incluso puedes hacer un montón directamente sobre la tierra, lo que facilita que lombrices y otros organismos beneficiosos colonicen la composta y aceleren la degradación. En espacios reducidos, como departamentos, una composta de lombrices (vermicomposta) o un sistema de bokashi son excelentes alternativas, ya que ocupan poco espacio y no generan malos olores si se manejan correctamente. El tamaño mínimo recomendado para una pila de composta al aire libre es de 1 metro cúbico, ya que esto ayuda a mantener el calor interno necesario para una descomposición eficiente.
2. Balance adecuado entre materiales verdes y marrones
Una composta saludable requiere un equilibrio entre materiales ricos en nitrógeno (verdes) y carbono (marrones). Los materiales verdes, como los restos de frutas, verduras, cáscaras de huevo y hierba fresca, aportan humedad y nutrientes esenciales para los microorganismos descomponedores. Por otro lado, los materiales marrones, como hojas secas, ramitas, cartón sin tinta y aserrín, proporcionan estructura y evitan que la mezcla se compacte demasiado. La proporción ideal es aproximadamente dos partes de material marrón por cada parte de material verde. Si la composta tiene demasiados materiales verdes, puede volverse fétida y encharcada, mientras que un exceso de materiales marrones ralentizará el proceso. Un buen ejemplo práctico es mezclar un kilo de cáscaras de plátano (material verde) con dos kilos de hojas secas trituradas (material marrón) para mantener un balance adecuado.
3. Importancia de la oxigenación y el volteo frecuente
Para que los microorganismos aeróbicos trabajen eficientemente, la composta necesita oxígeno. Si la pila se compacta demasiado, comenzará a descomponerse de manera anaeróbica, lo que genera malos olores y atrae insectos no deseados. Para evitarlo, es fundamental voltear la composta cada una o dos semanas con una horca o pala, asegurando que el aire circule correctamente. En climas muy húmedos, este volteo debe ser más frecuente (cada 5-7 días) para evitar el exceso de humedad. Si utilizas un contenedor cerrado, asegúrate de que tenga suficientes agujeros de ventilación o incluso incorpora tubos perforados en el centro para mejorar el flujo de aire. Otra técnica útil es agregar ramas delgadas o trozos de cartón arrugado entre los materiales, ya que crean espacios que facilitan la circulación del aire.
4. Control de humedad y temperatura
La humedad es un factor clave en el proceso de compostaje: debe ser similar a la de una esponja recién exprimida. Si al tomar un puñado de composta gotea agua, significa que está demasiado húmeda, lo que puede provocar malos olores. En este caso, se debe agregar más material marrón para absorber el exceso de líquido. Por el contrario, si la mezcla está muy seca y no mantiene su forma al apretarla, es necesario rociarla con un poco de agua. La temperatura también es un indicador importante: durante las primeras semanas, una composta activa debe alcanzar entre 50°C y 70°C, lo que ayuda a eliminar semillas de malezas y patógenos. Si no genera calor, puede deberse a falta de nitrógeno, oxígeno o humedad. En climas fríos, cubrir la pila con una lona o capa gruesa de hojas secas ayuda a retener el calor interno.
5. Materiales que deben evitarse en la composta
No todos los residuos orgánicos son aptos para el compostaje. Algunos materiales pueden atraer plagas, generar malos olores o incluso contaminar el compost final. Entre ellos están las carnes, huesos y lácteos, que al descomponerse lentamente atraen moscas y roedores. Las heces de perros y gatos tampoco deben usarse, ya que pueden contener parásitos peligrosos para la salud humana. Las plantas enfermas o tratadas con pesticidas pueden propagar hongos o químicos dañinos en el compost. Además, las cenizas en exceso pueden alterar el pH del suelo, haciéndolo demasiado alcalino. Lo más seguro es apegarse a restos vegetales, hojas secas y otros materiales naturales libres de químicos.